“Con todo respeto a los peruanos que me critican, les respondo que son unos metiches graduados, unas Ña Catitas con ventana, antiapóstatas beligerantes y una horda vorágine de cacasenos sin vida propia
¿Desde cuándo les importó con quién comparto el lecho matrimonial, ah? ¿Desde cuándo yo he sido el ejemplo entre los cónyuges si he estado antes con mi tía y ahora con mi prima hermana? Si antes no me importaron las críticas, ¿creen que ahora sí? ¿Ah? ¿Zavalitas, en qué momento les jodió mi estado sentimental?
Yo he ganado un Nobel para ustedes, para todo el Perú y también para mi tierra Arequipa. En cambio, ¿ustedes qué han ganado para mí? Ustedes no ganarían ni los juegos florales de un colegio de primaria, tira de concupiscentes tras biombos, con moralina de proxeneta, ah, ustedes no tienen moral para criticarme.
Mequetrefes, insanos, ah, mercenarios de la moral. Todos ellos trafican con la vida privada y los peores son los consumidores de esa sociedad del espectáculo. Ahora yo soy la caca de elefante, exhibida en un diario de cincuenta centavos. Ojalá que por lo menos algún joven o niño se interese por mis obras y finalmente me juzguen por ellas y no por lo que hago o dejo de hacer en el catre. Nos vemos en la Casa Verde ahora que soy soltero y hago lo que quiero”.