El pueblo copto y egipcio está consternado por la masacre, llevada a cabo por el Estado Islámico, de 21 trabajadores cristianos emigrados a Libia. Las reacciones han sido múltiples. Destaca la del presidente, Abdelfatá as Sisi. En un discurso pronunciado la tarde del domingo 15 de febrero, apenas publicarse el vídeo de la matanza, anunció tres medidas. La primera, de orden militar, prevé el bombardeo, iniciado la mañana siguiente, de las posiciones del Estado Islámico en Libia. La segunda ha sido un gesto potente para la nación egipcia, con la proclamación de siete días de luto nacional. La tercera ha sido la concesión de una pensión del Estado a las familias de las víctimas de 1.500 libras egipcias (poco más de 172 euros, teniendo en cuenta que el salario mínimo en Egipto es de 1.200 libras al mes, alrededor de 138 euros).
El 16 de febrero, el jefe del Estado se acercó en persona hasta la catedral copta de El Cairo para transmitir sus condolencias al patriarca Teodoro. Por su parte, las redes social han visto cómo se expresaban los ciudadanos. Los que hayan visto el vídeo se habrán dado cuenta de la extrema dignidad de las víctimas pocos instantes antes de la muerte.
Un psicólogo egipcio ha justificado la calma por la ingesta de estupefacientes. Según él, los asesinos habrían obligado a sus víctimas a ingerir drogas para no sentir el dolor de la decapitación. Una tesis, la suya, que le ha acarreado las burlas en la red; hay quien ha propuesto de forma provocadora que las Naciones Unidas conceda honores a los degolladores. Otros piensan que la calma de las víctimas se debe a la ignorancia de lo que les esperaba. AnbaRafael, secretario del Sínodo copto ortodoxo y obispo diocesano del centro de El Cairo, invita a todos ellos a «despertar» y no minusvalorar la fuerza de la fe cristiana.
Muchas páginas de Facebook dicen que los asesinos habrían ofrecido a los secuestrados la posibilidad de convertirse al islam para evitar la muerte. Por su parte, el obispo copto católico de Guizá, Mons. Antonio Mina, ha dicho sin embargo: «El nombre de Jesús ha sido la última palabra que ha salido de sus labios. Como en la pasión de los primeros mártires [...], así han celebrado su victoria. Esa victoria que ningún asesino puede arrebatar. Ese nombre susurrado en el último instante de la vida es como un sello del martirio».
La Iglesia copta no ha tardado en hablar oficialmente. El patriarca Teodoro ha subrayado que estos egipcios han sido asesinados porque profesaban la fe cristiana, y ha anunciado que los nombres de las víctimas se incluirán en el Sinaxario, el equivalente oriental del martirologio romano; un procedimiento que equivale a la canonización en la Iglesia latina.
El martirio de estos 21 fieles se conmemorará el 8 de Amshir del calendario copto (el 15 de febrero del calendario gregoriano), que es también la fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo.
La comunidad copta espera que este dramático evento suponga el cese de las manifestaciones y violencia anticristianas que sufren constantemente.
El nombre de los mártires
También los 21 hombres coptos asesinados en Libia –como los occidentales asesinados por el Estado Islámico- tenían un rostro, una familia y una red de relaciones sociales. No les hemos conocido y, quizá, no conoceremos nunca la historia de cada uno de ellos. Queremos, por lo menos, llamar a cada uno por su nombre.
Tierrasanta.net presenta el listado publicado en las páginas online del semanario Watani, periódico oficial de los coptos de El Cairo. Así se llaman los 21 nuevos mártires de la Iglesia copta:
1. Milad Makeen Zaky
2. Abanoub Ayad Attiya
3. Maged Soliman Shehata
4. Youssef Shukry Younan
5. Kyrillos Shukry Fawzy
6. Bishoy Estefanous Kamel
7. Samuel Estefanous Kamel
8. Malak Ibrahim Sinout
9. Tawadros Youssef Tawadros
10. Girgis Milad Sinout
11. Mina Fayez Aziz
12. Hany Abdel-Messih Saleeb
13. Bishoy Adel Khalaf
14. Samuel Alham Wilson
15. Ezzat Bishri Naseef
16. Lucas Nagati
17. Gaber Munir Adly
18. Essam Baddar Samir
19. Malak Farag Abram
20. Sameh Salah Farouq
21. Un trabajador aún sin identificar de la aldea de Al Our
por fray Mamduh Chehab ofm